martes, 4 de octubre de 2016


Y los niños siguen creciendo...


...los canallas.  Uno intenta que paren, que lo dejen estar.  Que no vale la pena.  Que lo que se van a encontrar luego sí, tal vez les proporcione muchas alegrías, pero también tantos disgustos que habría que estudiar bien si realmente compensa.

Pero no, ellos, erre que erre.  Tercos como mulas.  Un día los pillas leyendo Mortadelo y Filemón (y riéndose, el colmo).  Al día siguiente, Asterix y Obelix.  Al otro, Tintín y Milú.  Y piensas.  "Ya está, ya se han adueñado de mi espacio vital".  

Porque que sean unos cracks con la tablet o con el ordenador no es algo que me preocupe.  Nacen ya sabiendo.  Es como lo del cubo de Rubik.  Algo tan complicado esta diseñado específicamente para los niños.  Cuando creces, ya no hay forma de saber cómo se hace.  Sólo vuelves a ello cuando envejeces y vuelves a ser un poco como un niño.

Que lean libros normales y corrientes, tampoco.  Al fin y al cabo se supone que es lo que tienen que hacer, y aunque le cojan el gusto, al principio tiene su componente de obligación.

¿Pero MIS comics?.  Y que cojan el primero y se los lean todos de cabo a rabo y cuando terminan con una colección empiecen con la otra...  Ahora han empezado con Lucky Luke.  

Al menos la parte buena es que es algo en lo que estamos en igualdad de condiciones, cosa que no puedo decir del minecraft, por ejemplo. Pensándolo bien, casi mejor incentivar su pasión por los cómics.  Al menos ahí, hoy por hoy, aún tengo algo de superioridad moral.





martes, 5 de agosto de 2014

Siempre geniales...


Mamamarián había estado trabajando muy duro, así que cuando por fin llegó con Alex y Marcos a casa, les dijo que se lavaran los dientes, se pusieran el pijama y… ya no recuerda nada más.

Cuando yo llegué a casa estaban los tres durmiendo plácidamente, Mamamarián con Marcos y Alex en su cama.  

Al día siguiente Mamamarián le dijo a Alex:  “Siento no haberte dado ayer ni las buenas noches”.  “Sí lo hiciste, mamá.  Pero en otro idioma"

Una de 007








- Papá, somos espías - dice Alex.
- Sí -  ratifica Marcos
- Marcos, ¿nos hacemos los chulitos?
- Sí.
- Papá, somos espías chulitos...

jueves, 13 de junio de 2013

Hace ya meses...





Abuelita Maru, tenemos un problema.

¿Sí, Álex? ¿Cuál?.

Lito Manolo está en el cielo, y no hay manera de que baje.  Y yo quiero verle, así que tendré que subir.

Verdaderamente tenemos un problema.

lunes, 3 de junio de 2013

Y siguen creciendo, pero siguen siendo los mismos...

... Afortunadamente.  Hace unos días, Mamamarian hizo un dibujo para Alex:

Alex lo contempló brevemente y dijo "Mamá, ¿porque has dibujado sonriendo al pez, si se lo van a comer?"

No puedo evitar el pensar que muchas veces los más sensatos y los más sinceros son los niños.

Realmente el dibujo es un reflejo de nuestra realidad cotidiana.  
No dejamos de sonreír mientras somos devorados por el sistema, y  nos quejamos sólo cuando nos causa excesivo dolor, como ahora, pero estábamos la mar de contentos cuando éramos igualmente devorados pero convencidos de que todo era maravilloso pudiendo adquirir pisos, televisores para todas las habitaciones de esos pisos y todo tipo de cosas que realmente ni necesitábamos ni nos hacían más felices y sólo servían para ser engullidos más y más rápidos, sin darnos cuenta..

Y es un niño de cinco años (desde el jueves, seis) el que nos tiene que echar a la cara la cruda realidad:¿por qué está sonriendo el pez, si se lo van a comer?.  Y tú, pese a que es para llorar cuando te das cuenta de cuánta razón tiene, te ríes por lo adultos que son, en ocasiones, los niños.  Gracias, Álex.  Te diré un secreto:  el pez se ríe por que tú eres el único al que no ha engañado el dinosaurio.

viernes, 4 de mayo de 2012

Con Litafifa en el aeropuerto



Hoy hemos acompañado la familia en pleno a la abuelita de Alex, Litafifa para el interesado.  Para Alex ir al aeropuerto siempre supone un acontecimiento, no sólo por lo inusual y lo divertido que puede llegar a resultar sino también por un interés, digamos, profesional.  De mayor quiere ser médico y piloto (lo que puede ser muy interesante si le da por ir a ejercer a Australia, pongo por caso).  Para su hermano también ha sido muy divertido porque había un montón de sitios peligrosos a los que poderse subir, y eso motiva.
El caso es que todo ha ido bien hasta que Litafifa ha pasado la puerta de embarque.  Alex nos ha mirado a su madre y a mi y nos ha comunicado (no preguntado) que iba a ir a despedirse de su abuelita en el avión.  Le hemos dicho que no se podía pasar a menos que tuvieses un billete de avión para ir en ese vuelo.

Pasados unos segundos ha metido la mano en su bolsillo y ha sacado una moneda de cinco céntimos que siempre lleva encima (por lo que pueda pasar, supongo) y se ha dirigido a mi:  "Papá, dame todo el dinero que tengas".

"¿Para qué, Álex?"

"Para comprar un billete".

Afortunadamente ha comprendido la explicación de que a esas alturas el avión debía estar lleno y que dudábamos de que hubiese algún asiento libre.

Cuando yo tenía cuatro años, pensaba en subirme al volquete de un camión amarillo metálico que aún tengo, no en reservar un asiento en un vuelo.  No quiero ni pensar en lo que hará cuando cumpla los ocho...



jueves, 26 de abril de 2012

Y te deja sin palabras...


Mamamarián termina gritando:

 - ¿No me oyes, Alex?

 - Sí, te oigo. Pero no te entiendo.

 Y Mamamarián y yo tenemos que girar la cara para que no se nos vea la risa y podamos hacernos los enfadados con cierta dignidad.