lunes, 25 de junio de 2007

De acuerdo, esto no es tan bonito


Lo confieso. Creía que iba a ser diferente a como lo pintan tantos y tantos padres. Inocente, pensaba que Alejandro apenas lloraría, que comería a sus horas. Y lo hace: sólo llora para comer. Y come a sus horas. Pero es que sus horas son las veinticuatro del día.


Y cuando me duermo y sueño...¡sueño con él!.


Almas caritativas me animan diciendo que esto sólo es el comienzo. Que lo que viene luego es peor.


Marián tiende ya al agotamiento. Los nervios están un poco a flor de piel. Todo esto imagino que hará que las madres hagan piña y se sientan muy unidas. Pero, ¡ah, amigos!, los padres sufren una transformación radical en su modo de vida social: se empiezan a hacer confidencias.


Los padres más veteranos imparten sabios consejos y comparten sus experiencias. Y los más novatos (aunque sean mayores) escuchan con veneración.


En las reuniones de amigos se hacen corrillos y se separan los grupos: los que son padres y los que no. Y los que lo son suelen tener un monotema. Sobre todo si han tenido hijos más o menos recientemente.


Y cuando piensas que, efectivamente, esto sólo es el comienzo y que vas a tener hijo en casa para treinta o cuarenta años, lo único que te consuela y hace que se te olvide absolutamente todo, es cogerle en brazos, que con su manita te coja un dedo y que te mire fijamente y sin pestañear con sus enormes y profundos ojos azules grisáceos.
(P.S.: Lo de la foto es el Tummy Tub, especialmente diseñado para bañar al niño, no una forma china de torturarlo. Es cómodo una vez se le coge el truco y, al poco, le encanta al bebé.)

No hay comentarios: